Los bancos, los que siempre son los malos de la película

Generar pánico y provocar una crisis en una entidad financiera es relativamente sencillo, basta con compartir información y opiniones no contrastadas para que el pánico se apodere de los depositarios.

REFLEXIONES DE ACTUALIDAD

Ignacio Sordo

3/27/20232 min read

Estos días de turbulencia financiera no hacen más que recordarnos a dos premios Nobel de economía Kahneman y Smith (2002) y Thaler (2017), que intentaron explicar como el factor humano afecta a los mercados financieros, desde el punto de vista de la economía conductual.

Ya en primero de carrera, mantuvimos la discusión de si la economía era una ciencia o no, y en esos primeros pasos de desconocimiento de la disciplina, no eran pocos los que opinaban con una rotunda afirmación que era una ciencia "exacta”; asimilándola a la física o las matemáticas, por el mero hecho de “tener números”, hasta que el catedrático de teoría económica no despejó que la economía era una ciencia, pero social, puesto que al depender del comportamiento humano, y ser este impredecible, no podía entrar en la categoría de ciencia exacta.

Esto es lo que está ocurriendo ahora, y si le añadimos las investigaciones de los citados Nobel, no es difícil aventurar que lo que ocurre actualmente en los mercados goza de un componente profundamente irracional.

La falta de formación financiera del público en general ni se plantea que ninguna empresa del mundo, sea del sector que sea, soporta que sus obligaciones a corto plazo sean atendidas en el plazo de 3 horas. Y esto es lo que diferencia a las entidades financieras del resto de empresas de otros sectores.

Mientras que nuestros contratos de depósitos a la vista con entidades financieras son exigibles al instante, ningún contrato de ningún proveedor que financie a cualquier otro sector empresarial goza de esa prevalencia. (Imaginemos por ejemplo que todos los proveedores a corto plazo de un comercio acuden para que sus deudas sean atendidas en una mañana….)

Siendo seguramente la banca la que posee ratios de liquidez más altos que ningún otro sector económico, el público en general, entra en desconfianza irracional, y espoleado por las opiniones de algún iluminado, de algunos apostadores de CDS (credit default swaps) o algún “analisto” son capaces de tumbar el precio de una acción o incluso desatar un pánico injustificable provocando la llamada “Profecía Autocumplida”, gracias a la
generación de una crisis de confianza que no crisis de solvencia.

A los bancos hay que medirlos por la calidad de su balance y su gestión (como al resto de empresas) y no por comportamientos irracionales alejados de todo fundamento. Y desde luego, muchas de las entidades financieras españolas que están siendo estos días injustamente tratadas, no merecen estar en el blanco de
todas las miradas.

Lo que no tengo tan claro es si los mensajes de tranquilidad de las autoridades monetarias y /o políticas, provocan esa tranquilidad o justo el efecto contrario….

Y que conste que no tengo acciones, ni intereses directos o indirectos en ninguna entidad financiera pero REDDITE ERGO QUAE SUNT CAESARIS CAESARI.